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“Es muy triste ser huérfano de Patria”

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Esta semana, el Sumo Pontífice argentino brindó una entrevista con el periodista Gustavo Sylvestre, a dos semanas de haber cumplido 10 años al frente del Vaticano. En el mano a mano con la señal C5N el Papa conversó sobre su llegada al papado, el porqué de la elección de su nombre, la Iglesia Católica y la vida política nacional.

La conversación se inició con los recuerdos de su asunción, la sorpresa que le causó la elección en el cónclave, luego que el Cardenal Gómez le dijera “no te olvides de los pobres y de ahí el nombre Francisco”.

En cuanto a la vida interna de la Iglesia afirmó que se acaba de emitir un decreto pontificio “Vos estis lux mundi” (Ustedes son la luz del mundo) donde plantea que desde el 30 de abril todas las diócesis deberán tener oficinas para luchar contra este tipo de crímenes, y establece también sanciones para los fieles laicos que cometan los delitos. Pero destacó que esta “guerra” la inició Benedicto XVI.

Hubo lugar para la reflexión sobre la situación mundial, la necesidad de luchar por esa utopía que es la Paz, más allá que “la opción por la destrucción está dentro de cada uno”, que el dinero, el poder, la codicia puede llevarnos a enfrentamientos en la familia, en el barrio o en un país. ”Cuando un imperio se siente débil necesita hacer una guerra” afirmó en este sentido, aclarando que con un año donde no haya guerras en el mundo, y si ese dinero se invirtiera de otra manera, se acabaría el hambre en el mundo.

 El cuidado de la casa común sigue siendo una preocupación del Papá y en ese sentido sigue convocando a que el mundo dimensione y actúe en consecuencia para su cuidado y preservación.

También el Santo Padre dio su mirada sobre la política nacional: “Nos encanta armar”, criticó el “internismo nuestro”, el cual “es dañoso a tal punto que a veces es más fuerte que las pertenencias clave y destruye la afiliación política”.

Con la recomendación del libro Síndrome 1933, (escrito por el periodista e intelectual italiano Siegmund Ginzberg) comentó la situación de Alemania al final del República de Weimar y el surgimiento de una salvador sin historia: “Adolfito”.     

Advirtió sobre “el triunfo del egoísmo sobre el comunitarismo” y por ello indicó existe el estado actual de fragmentación social y política. En este punto y citando a Jorge Dragone con su texto “Se nos murió la Patria”, donde concluye diciendo “Es muy triste ser huérfano de Patria”. Francisco se pregunta si “tenemos conciencia de Patria?¿Estamos seguros los Argentinos que no somos huérfanos de Patria? ¿Nos hemos reencontrado con la Madre Patria? Que es superior a las internas, a los conflictos a los partidos, a todos.”

A propósito de los dirigentes que despotrican contra la Argentina y su pueblo pero anhelan dirigir la Nación, quien no está enamorado de la Patria no puede ser modelo de nadie. “Yo le preguntaría si están enamorados de su Patria, si perdieron el sentido de Patria, se les murió la Patria. El patriotismo es más que una ideología, el patriotismo es la expresión del pueblo ” Y en ese sentido convocó a reencontrarnos con el filósofo jujeño Rodolfo Kush, quien “puso al pueblo en el medio, al pueblo como sujeto del desarrollo de un país. Fue quien mejor interpretó a una filosofía del pueblo”.

Detalló luego a través de anécdotas personales lo profundo de las discusiones de otros tiempos, en tanto y en cuanto eran por ideas, y no personales, con políticos de raza, no como ahora que vemos apariciones de presuntos salvadores y que nada tienen que ver con esa actividad noble y de servicio que es la verdadera política, la cual es el arte de presentar proyectos, defenderlos y convencer al otro.  

Destacó también la necesidad de una identidad política y no andar cambiando de partido. En este sentido, mostró su preocupación por el avance de la ultraderecha en el mundo, que “se recompone porque es centrípeta”, dijo. “Si querés discutir con un político o pensador de ultraderecha, hablá de justicia social, en horizontal”, añadió.

En cuanto al lawfare implementado en Sudamérica, afirmó que este proceso se inicia en los medios, sin delito probado pero con “sumario extenso”, como con Lula o Dilma Rousseff; “con sólo el olor del delito plantean un juzgamiento” social, aunque después se comprueba que no hay delito, pero el daño ya está hecho. 

También se dio lugar para interpelar al periodismo, que como ya había comentado muchas veces da la impresión que tienen una metralla en mano para destruir gente. Y detalló los cuatro pecados de la tarea periodística: la desinformación. Francisco plantea que no se debe decir lo que me conviene y callarme lo otro, no podés desinformar; tenés que informar todo. El segundo pecado es la calumnia: se inventan cosas, a veces destruyen a una persona con una comunicación. El tercero es la difamación: se trata de cuando se divulga una postura del pasado de una persona “que quizás ahora cambió”. El Papa suele ejemplificar diciendo que “es como si a vos adulto te trajeran los pañales sucios de cuando eras chiquito”. Y el cuarto pecado es la coprofilia: el amor a la caca, a la porquería, o sea buscar ensuciar, buscar el escándalo por el escándalo.

 Por último, alertó sobre el avance de iglesias comerciales o sectas disfrazadas de evangélicas, las cuales “buscan el número y abandonan a los fieles”. Francisco, sigue dejándonos profundas definiciones para reflexionar, sobre el mundo, nuestra Patria Grande y también para nuestra aldea local, y nuestra acción inmediata, como ciudadanas o ciudadanos, en nuestra labor política, religiosa o periodística.