Era una de esas tardecitas grises de otoño, húmeda, monótona, esas en las que no creés que pase nada ya, camino a unas vueltas perdidas antes de la cena, pasás por la Vieja Estación de Ensenada y algo hace ruido en ese viaje de la eterna repetición, más allá de lo lindo que quedó el imponente edificio reciclado, ves su sala principal colmada, se escuchan risas y ovaciones, ¿algo pasa este miércoles gris?.
No dudás y entrás, es un evento libre te dicen en la puerta: “Lo organiza el Instituto Cultural de la Provincia, el Municipio y la renovada FM Tres Ciudades”. Es el regreso del entrañable “Café Cultura”, el ciclo que tantas veces ha acercado propuestas artísticas y pensadores contemporáneos de renombre a la región, crees reconocer a los que exponen, en un lateral el escenario, en el un hombre grandote, de barba tupida y voz profunda, agradece con sincera humildad los aplausos. A su lado una mujer, que apenas baja el volumen de las palmas recomienza, también de voz imponente, pero de una calidez encantadora. No podés dejar de escuchar el relato que plantea lugares y situaciones del hermoso devenir de la pelota, que late entre esas bellas palabras, como analogía de la vida misma, con sucesos que se sienten cercanos y a la vez narrados de esa manera tan particular. Despiertan emociones, casi con la novedad de ese niño invisible que asoma, acercándose de nuevo a esos primeros juegos y situaciones del sagrado deporte, imposible no verse un poco en esos relatos.
Encontrás un lugar en la sala colmada y ya comienza otro de los cuentos, te conmueve la cercanía de las historias, de esas vividas o que sobrevuelan siempre el imaginario colectivo argento. Van pasando Fontanarrosa, Muñiz y varios más. Podemos destacar “El Morfón”, tierna semblanza de ese odiado personaje que abunda en los potreros y en otros ámbitos, de ahí al rescate de la antítesis, de lo colectivo, de la mano de esa voz femenina que reconocemos y es Viviana Vila, periodista destacada y pionera en los comentarios futbolísticos nacionales y mundiales, el de la voz profunda es Alejandro Apo, crack en esto de manifestar en la palabra oral todos los matices emotivos de uno de los deportes más lindos del mundo.
El cierre a toda orquesta podríamos decir, con un recuerdo, del cercano todavía Campeonato del Mundo, con anécdotas en primera persona y el homenaje por partida doble, narrativo y poético, al eterno estandarte de la gambeta, al Diego, a Dieguito Armando Maradona. Y nos sentimos una vez mas campeones del mundo, de ese mundo emocional que contiene y abraza, , volvimos a creer, volvimos a sentir. Volvió Café Cultura, volvió para quedarse.