El analista político Gastón Garriga evaluó los pormenores del debate presidencial que tuvo lugar el pasado domingo en Santiago del Estero.
“No se paro el país como si fuera un mundial pero no hubo conversación que no lo tocara, con lo cual Argentina miró el debate”, comenzó diciendo, “y lo cierto es que la gente ya tiene el voto decidido pero lo que sí puede ocurrir es que decida a quién no va a votar. Por eso, lo que vi fue que la prioridad de los candidatos era no cometer ningún error”.
“El que más tenía para perder y se vio más incómodo fue Milei, que leyó para no equivocarse, pero su lenguaje no verbal fue lo que lo expuso. Recordemos que empezó siendo un empleado de la corporación de América”, evidenció.
Y continuó: “Lo mejor que nos podía pasar era que se ponga a gritar como un energúmeno como lo hizo siempre; pero quedó expuesto con lo que es, con las limitaciones del caso. Tampoco mostró lo peor de sí mismo; por lo cual, su debate no fue tan malo. El que se fue con gusto a poco fue el seguidor de Milei, y la que lo desenmascaró fue Myriam Bregman, que se dio varios gustos como llamarlo ‘gatito mimoso’”.
El que peor estuvo, según su visión fue Schiaretti “porque una cosa es que me pare en un debate con mi memoria de gestión y explique cómo eso se puede traspolar a nivel nacional, y otra muy distinta es que simplemente enumere lo que hice en Córdoba”.
La que estuvo en zona de “promoción”, fue Patricia Bullrich.
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