Atravesados por una guerra que genera preocupación en todo mundo, el Papa Francisco apela “a la mirada de Jesús que bendice y acoge para no caer en algunas tentaciones: ser una Iglesia rígida, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo; la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma”.
Santa Marta fue el escenario elegido por el jefe del catolicismo para brindar una charla que invita a la reflexión, alertas, salidas, reflexiones, desde su mirada universal, contenedora, transformadora.
En entrevista con la periodista Bernarda Llorente, Francisco señaló: “Creo que el diálogo no puede ser solo nacionalista, es universal, sobre todo hoy día con todas las facilidades que hay para comunicarse. Por eso hablo de diálogo universal, de armonía universal, de encuentro universal. Y claro, el enemigo de esto es la guerra. Desde que terminó la Segunda Guerra Mundial hasta ahora hubo guerras en todos lados. Fue lo que me llevó a decir que estamos viviendo una guerra mundial a pedacitos”.
Cabe recordar que el domingo 8, al final de la oración del Ángelus el Papa habló de su dolor por el recrudecimiento de la guerra que enluta Tierra Santa: “Expreso mi cercanía a las familias de las víctimas, rezo por ellas y por todos los que están viviendo horas de terror y angustia. ¡Que los ataques y las armas se detengan, por favor!, y se comprenda que el terrorismo y la guerra no conducen a ninguna solución, sino sólo a la muerte y al sufrimiento de tantos inocentes”.
Tan sólo 72 horas después, en la audiencia semanal del miércoles 11, redobló su exhortación por la paz: “Quienes han sido atacados tienen derecho a defenderse, pero estoy muy preocupado por el asedio total en el que viven los palestinos de Gaza, donde hay también muchas víctimas inocentes. El terrorismo y los extremismos no contribuyen a lograr una solución al conflicto entre israelíes y palestinos, sino que alimentan el odio, la violencia y la venganza, y hacen sufrir a unos y otros”.
Y en el Ángelus del domingo 15, el Pontífice reiteró su llamamiento a la paz e imploró por el respeto del derecho humanitario “especialmente en Gaza donde es urgente y necesario garantizar cordones humanitarios y acudir en ayuda de toda población”.
“Las guerras son siempre una derrota”, insistió el Papa peregrino que, en aquella tarde de finales de septiembre en Santa Marta, a sus 86 años, en la que el entusiasmo iluminó su rostro cuando apuntó cuáles son los destinos previstos a lo largo del mundo en su agenda de pastor incansable para caminar, una vez más, juntos por un futuro de esperanza.
Me preocupa cuando los problemas se encierran hacia adentro y no pueden salir. Una de las cosas que tenemos que enseñarles a los chicos y a las chicas es a manejar las crisis. A resolver las crisis. Porque eso da madurez. Todos fuimos jóvenes sin experiencia y a veces los chicos y las chicas se aferran a milagros, a mesías, a que las cosas se resuelven de manera mesiánica. El Mesías es uno solo que nos salvó a todos, los demás son todos payasos de mesianismo. Ninguno puede prometer la resolución de conflictos, si no es a través de las crisis saliendo hacia arriba. Y no solo. Pensemos cualquier tipo de crisis política, en un país que no sabe qué hacer, en Europa hay varios… ¿qué se hace? ¿Buscamos un mesías que venga a salvarnos de afuera? No. Busquemos dónde está el conflicto, agarrémoslo y resolvámoslo. Manejar los conflictos es una sabiduría. Pero sin conflictos no se va para adelante.
El Sumó Pontífice también criticó a “los flautistas que encantan a la gente y la terminan ahogando”, y aseguró que “la guerra es la gran enemiga del diálogo universal que necesitamos”. Sus reflexiones sobre el rol de la juventud; el empleo y los trabajadores; y la falta de capacidad para gestionar las crisis son parte de los enunciados.
Fuente: Télam