Fue el pueblo el que marchó para hacer historia.
Estudiantes, obreros, jóvenes, adultos, familias.
Una multitud se asomó a la plaza como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto.
Los universitarios, con los sindicatos y las organizaciones sociales se unieron para levantar las banderas de una educación superior pública, gratuita, laica, inclusiva, de excelencia y reformista.
La historia desde la reforma universitaria de 1918 en adelante se nucleó junto a los asistentes para demostrar a todos que el espíritu del pueblo está vivo y se hizo presente en una marcha universitaria como nunca antes había sucedido.
Fue conmovedor, emocionante, multitudinario, popular, masivo, histórico. Personas de todo tipo de ideología, credo, etnias apoyando el acceso gratuito y libre a la universidad.
Se activó un mecanismo, se despertó al pueblo y el pueblo tomó las calles.
En las calles, allí donde el único dueño es el pueblo, no hubo protocolo que valga.
En las calles se dio clases de dignidad, de defensa de la educación porque la educación no es un negocio, la educación no se vende, como tampoco se vende la patria.
Quedó demostrado que las universidades vibran con el pueblo.
El pueblo sabe de luchas por sus derechos, por la posibilidad de ascenso social, por la educación de sus hijos y nietos.
A lo largo de la historia argentina las universidades fueron protagonistas de la resistencia ante ajustes y recortes que quitaron la dignidad a los argentinos
La gente en las calles, una vez más. El campo intelectual salió al ruedo de la “batalla cultural”.
En los claustros de cada facultad se percibía en el ambiente que nadie se quedaría de brazos cruzados.
Los universitarios con todo el pueblo se levantaron en la plaza para manifestarse ante este proyecto individualista, sectario, oligárquico, cipayo, de miseria planificada, sin educación para todos gratuita y pública.
La marcha universitaria que impresionó y estremeció a todos los argentinos puede significar una bisagra, un punto de inflexión para una Argentina más humana, donde un futuro mejor es posible con educación, trabajo, tierra y techo para todos.
En este “Abril argentino”, en esta marcha universitaria, quizás se comience a gestar otro futuro para el pueblo argentino.
Marcelo Vicente