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La escuela pública: un nicho de batallas

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Por Valentina Cejas

Hay un lema que reza: “La escuela pública enseña, resiste y sueña”, y que sintetiza todo lo que se produce en ese ámbito. Hay quienes sostienen que el rol del docente tiene que reducirse meramente a dar clases y cumplir con los contenidos, mientras a otros les parece imposible poder separar el proceso de formación del sujeto de los conflictos sociales.

Sin dudas, la educación pública en Argentina tiene un gran peso, ya sea marcado por hitos históricos como La Carpa Blanca donde desde distintos sectores docentes reclamaban por el aumento de fondos a la educación, rechazo al desfinanciamiento del sistema educativo, resistencia a políticas de privatización de la educación, y, a su vez, por la suspensión de la deuda externa que afectaba a toda la población. El Cordobazo, donde por primera vez en la historia de nuestro país obreros y estudiantes se unían para hacerle frente al gobierno dictatorial. La reciente marcha universitaria del 23 de abril siendo la más masiva desde que asumió este nuevo gobierno. O, ya sea también, por tener Universidades y Facultades en los mejores rankings de América Latina.

Federico Birocho es el secretario gremial de SUTEBA Ensenada y profesor de historia en escuelas de educación secundaria. También es militante político de Patria Grande y vecino de la ciudad desde que nació. En su casa lo que abunda pero no sobra son los libros. Donde se ven estantes repletos, rincones, sobre las mesas, arriba de los muebles o del televisor. Hasta donde pude observar hay de historia mundial, latinoamericana, argentina y de pueblos originarios; de política, sociología, filosofía, pedagogía, feminismo, biografías, incluso algunos en portugués. En la sala antes de ingresar al patio, tiene fotos colgadas en las paredes de retratos en blanco y negro: Emiliano Zapata, Pancho Villa, Camilo Cienfuegos, Fidel Castro, Maria Sabina, El Che Guevara y Frida Kahlo.

“La escuela es como una caja de resonancia de todo lo que pasa afuera. Lo que pasa afuera repercute y se ve adentro de la misma”, reflexiona Federico. Quien ejerce la docencia hace casi diez años en distintas materias y cursos según el sistema se lo permite: “Soy profesor de historia, pero puedo dar otras materias como Trabajo y Ciudadanía, Sociología, Construcción de la Ciudadanía y Ciencias Sociales”.

Su labor es doble. “Mi rol en el gremio es representar a los compañeros en las instancias que hay discusiones con los jerárquicos. Con el directivo, en situaciones con problemas de cobro, problema de licencias, y distintas acciones como el Movimiento Anual Docente (MAD)”, explica Birocho acerca de su función en el sindicato.

En lo que va del año, la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) que nuclea a los sindicatos docentes, entre ellos SUTEBA, lleva realizado al rededor de tres paros. Las medidas económicas tomadas por el actual gobierno acrecentaron la pérdida del poder adquisitivo en un 16% hasta mayo y la desocupación en un 7,7%. En educación, también se sienten las nuevas decisiones llevadas adelante: “Hay menos horas, menos presupuesto para los comedores, para las becas que tenían los pibes, menos presupuesto en libros, y en Conectar Igualdad, donde no llegan computadoras”, denuncia el gremialista.

“En la parte socioeconómica del barrio, se puede ver cómo afectó en las familias el desempleo y el aumento de los alimentos. Hay pibes que en sus casas no pueden cubrir las cuatro comidas, a veces ni tres. O directamente no pueden comer todos los días. Nos encontramos con chicos que se empiezan a sentir mal dentro del aula y cuando salen te enterás que lo que les pasa es porque justamente no comieron”, amplia Federico sobre el panorama que se vive en el último tiempo en las escuelas.

Una política importante tirada abajo por este gobierno fue la quita del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID): “El FONID es un aporte nacional que se ganó con la carpa blanca y que representa un 10% en cada cargo. Un docente que tiene doble cargo es un 20% menos que no cobra. Esto es lo que repercute del ajuste nacional”, detalla Birocho. El Fondo Compensador, también se eliminó: “Lo que hacía nación es que, por ejemplo, hay provincias que no llegan a pagar la totalidad del sueldo docente. Nación destinaba plata para que tengan un aporte y puedan tener un piso nacional igual en todas las provincias. Ahora, sin ese fondo compensador las provincias no pueden mantener el mismo piso salarial. En una provincia puede haber un salario mejor y en otra mucho menor. Es el conflicto que tiene misiones y otras provincias del norte y del sur”.

Otra realidad que se evidencia en las escuelas es la falta de tecnología. En un mundo atravesado por internet y en que la mayoría de las personas tienen celular con acceso a este sin importar la zona, es importante que la escuela capte estas nuevas demandas. El plan Conectar Igualdad era un gran aporte en este sentido: “Venimos con programas que se fueron actualizando, pero que, por cómo está la realidad y el contexto tecnológico de los alumnos, necesitan que la escuela esté un poco más activa y que sea más dinámica”, relata el docente y continúa: “Veo que los pibes y las pibas se aburren de este formato. Tener que cumplir cierta cantidad de horas, cierta cantidad de materias para pasar de año… la escuela tiene un marco teórico bastante antiguo. Necesitamos modernizar esas cosas, avanzar y proponer nuevas formas”.

Son muchas las discusiones y muy diversos los conflictos que giran en torno a la escuela. “Creo que lo más importante sería tratar de que la comunidad educativa, la familia de los estudiantes, entiendan cuáles son los reclamos de los docentes y los trabajadores. Porque también son los mismos reclamos que sufren ellos. Y poder tratar de unir esas luchas para pegar con un solo puño”, remarca Federico como una cuestión indispensable. Y destaca: “Hay que pensar el rol del docente como un formador de ciudadanos donde, en realidad, nuestra tarea más allá de transmitir y llevar los aprendizajes, también tiene que ver con enseñar a reclamar y posicionarnos para defender nuestros derechos”.

La labor docente es doblemente difícil cuando el que la hace se compromete más allá de su carga horaria: “Ser educador te pone en esa posición que facilita conocimiento, que se actualiza también (y lo pongo en relevancia), y desde ahí se pueden ir haciendo un montón de mini transformaciones para colaborar en una transformación estructural”, plantea Birocho. “También es necesario hacer una educación con un horizonte más popular, entendiendo las necesidades y las perspectivas de cada uno de los territorios. No es lo mismo ser docente del centro de la ciudad, que de la periferia. Donde te atraviesan otros problemas y a veces el contenido no es lo primordial, sino dar una perspectiva de aliento y mostrar que todos pueden soñar con la oportunidad de transformar su realidad. La escuela es parte de la movilidad social ascendente”, sostiene.
Con todo lo dicho, sobran razones para poner en valor el trabajo docente: “En estos últimos dos meses la paritaria se cerró por debajo de lo que es el número de inflación, pero se la venía casi empatando”, cuenta Federico y sigue: “El mejor salario fue hasta el 2015. Luego bajó en la etapa de Macri, con el gobierno de Alberto se fue recuperando en algún punto, y ahora con Milei cayó abruptamente a nivel nacional”.

Teniendo tantas dificultades y estando en tantos frentes de batalla, ¿cuáles son los motivos para cargarse al hombro esta profesión? Según él relata: “Lo principal es la posibilidad de ir formando sujetos criticos que el día de mañana se conviertan en ciudadanos y sean, en algún sentido, analistas de la situación política que tenemos, de la coyuntura internacional y desde la perspectiva que un montón de revolucionarios, héroes, patriotas, fueron pensando para estas tierras. Desde ahí sumar un granito de arena para que las nuevas generaciones tengan lo que nosotros no tuvimos”. Y profundiza: “La historia la escriben los que ganan, y si es así quiere decir que hay otra historia, que es la que empecé a buscar, encontré en diferentes miradas y me motiva compartirla con los estudiantes. Que ellos tengan la posibilidad de estar de acuerdo o no, criticarlo, analizarlo, buscar otra información y contrastarlo con lo que ven en otras materias”.