Una analogía entre un paisaje rionegrino y las distintas etapas de la vida, así es la foto imaginaria por la que Lisandro Aristimuño nos invita a transitar con su trabajo ya afinado por estos tiempos. La madurez de un un compositor, multi instrumentista y cantor, digno de una versatilidad producto del esmero y la constancia de aquel que se lo propuso y lo logró.
Su disco, el último para ser más precisos y lleva por nombre “El rostro de los acantilados”, reúne devuelve todo lo que en algún momento supo absorber, como los distintos géneros musicales, letras y vivencias.
Manteniendo una lógica, afrontó el camino de su propio sello discográfico, la productora, “el almacén”como a él le gusta llamarlo, orgulloso de la decisión que tomó.
Alejado de los grandes focos y escándalos, nunca dejó de volver al patio de su madre, a la visita de los amigos, porque “eso sigue haciendo que mi corazón siga latiendo y se sienta bien”.
Y la vuelta a la gira que se estrenó en el Luna Park, con la banda completa, donde hace parte de su último álbum y una variedad de estilos que repasan los 20 años de trayectoria, a lo largo de 2 horas y 20 minutos, variando la exactitud.
De esta manera, Lisandro invita a “abrir y cerrar el círculo”, el próximo 5 de octubre en el Teatro Coliseo Podestá, cuyas entradas ya están disponibles en PlateaNet.
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