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Mucho off y poco on, y Francis Underwood mata Perón

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Mientras el país sigue su derrotero incierto y la Provincia desvía su atención en las internas como bien se detalla en nuestra editorial, la ciudad de Berisso continúa dando que hablar, y no por avances de gestión o el positivo desarrollo de la ciudad, sino todo lo contrario.

​Cuando nos sigue costando entender cómo personajes (como lo son gran parte de los funcionarios libertarios) han llegado a coptar el gobierno nacional, la política berissense se encarga de dar cuenta en parte de las razones de este presente nacional.

​Fabian Cagliardi y sus adherentes, como así también parte de la oposición, no paran de accionar como genuinos miembros de “la casta” que Javier Milei identificó tan sintéticamente y de manera productiva o positiva para su proyecto político. El panquequismo político, la mera estrategia de mantención de poder por el poder mismo, las sospechas de manejos espurios, la defensa de lo indefendible ante lo evidente, y la ausencia de propuestas que solucionen concretamente los problemas de las y los vecinos, entre otras metodologías, no hace otra cosa que potenciar la distancia entre la comunidad y la clase política.

​ Esta semana el Consejo Deli(be)rante no escatimó hechos y gestos, que riegan el sentimiento antipolítico reinante.  El reparto de las autoridades de comisiones dejó en evidencia la lógica oficialista, de sumar poder institucional por afuera, habida cuenta de la pérdida de poder por dentro. Son cara vez más elocuentes, las caras de fastidio de los concejales cagliardistas ante las decisiones del intendente que se asumen sin debate alguno en el Ejecutivo. Reiteradas son las manifestaciones en off de nuestros representantes de no entender por qué “Se defiende lo indefendible, sin importar los costos que asumimos”, o “Por qué no bajamos un cambio y siempre vamos por más. Nestor era eso, pero teníamos un gobierno que gestionaba”, alude un edil kirchnerista.   

​El nombramiento de Ligari al frente de la Comisión de Derechos Humanos, en ese sentido, no sólo generó la bronca social y el rechazo opositor, sino el asombro de parte del oficialismo, sintetizado en el recurrente “¿Con qué necesidad hacemos esto? Pareciera nos gusta demostrar poder”. Pero esta ostentación de poder no se verifica en la justicia, donde el oficialismo no ha dejado de tener recurrentes derrotas, y en el caso mencionado la causa también avanza en sentido contrario al que espera Cagliardi, pero esto no parece importarle mucho al Intendente. Al fin y al cabo, los “off” no dejan de ser eso. Nadie se anima al “on”. Ni en reuniones ni en público. 

​Tampoco faltaron las enroscadas lecturas acerca de la actitud del Intendente, la cual sería para deshacerse de Tonio en las próximas listas de concejales. Hoy te defiendo, mañana me excuso. Una de Underwood.

​La noticia de la conformación del Bloque Juntos por el Futuro por parte de Natalia Moracci, no hizo más que confirmar lo que se venía insinuando hace tiempo en los corrillos políticos de la ciudad. Conocido era el comentario de la falta de ubicación de la concejal, que recurrentemente se perdía en el edificio de Montevideo y 8, y en lugar de ir a su bloque, era ubicada en las oficinas de Tierra y Hábitat. Justo la comisión que asumió ahora. Lo que son las casualidades ribereñas.

​Queda para el análisis la clara ausencia de opositores en las presidencias o vicepresidencias de las comisiones. Todas en mano ahora de los oficialismos tanto los de Unión por la Patria como los bloques Futuro juntos y Unión (por la Patria) Berissense. Se dice que en este caso se coincidió, entre quienes no querían que haya opositores, y una oposición que no quiere ya “ser parte de esta parodia democrática”.

La suma de Del Curto y Moracci (como en su momento otros opositores), parece no alcanzar para detener la hemorragia que Cagliardi tiene en su frente interno. A la escasa contención política (salvo por los cargos que sigue regalando) que caracteriza al intendente se le suman aspectos no menores. La postura extrema que ha tomado contra el kirchenrismo y su máxima figura, la ex presidenta Cristina Fernandez de Kirchner, es otro punto de inflexión con buena parte de la militancia local, e inclusive de algún ex intendente, que si bien carece de aceptación social, no deja de tener influencia en algunos oídos del peronismo berissense.

​La garantía de una respuesta efectiva por parte de los cajeros automáticos a principio de cada mes, y el anhelo de ser tenido en cuenta por alguna de las fracciones que añoran la sucesión, parecen ser las razones de por qué tantos funcionarios como funcionarias no dejan de criticar la no gestión (entre otras cuestiones), en cada reunión al jefe comunal y sus pares. Pero dejamos estas rosquitas de cabotaje para una próxima edición.

​Mientras tanto, en el peronismo – kirchnerismo las reuniones se multiplican, pero los posicionamientos claros no aparecen. Mucho menos una propuesta de ciudad. Todos esperan que “definan arriba”, y de ahí en más ver como se acomodan o que resulta de la carambola electoral. Al fin de cuentas, todos parecen quejarse de los métodos de la “década ganada”, del “dedo”, pero nadie intenta al menos de otra manera. Los proyectos colectivos, la osadía, las ideas propias parecen no ser parte de los tiempos que corren. Personalismos y rosca vacía. “Mucho House of card y poco Perón” me dijo esta semana alguien en esta radio, o Maquiavelo mata Churchill, podría agregar esta escriba. Y así andamos.