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El mejor de los nuestros, ¿y de nosotros?

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“Murió el Padre de Todos” dijo hoy el Arzobispo de Buenos Aires Jorge García Curvas. En sendas notas de esta web, se da cuenta de la envergadura del Papado de Francisco. Intentaremos dar cuenta en estas líneas de la relación con la política local de su Santidad. Tema sumamente tratado en medios, reuniones y encuentros.

Aquí retomaremos las palabras del prelado porteño y nos preguntaremos: ¿Habremos sido dignos hijos del Padre de todos? ¿La inmensidad de nuestro Papa tuvo relación directa con la clase dirigencial argentina? ¿Cuánto de esto tuvo que ver con que no hayamos podido tenerlo en nuestra, su Tierra?

​Desde los más variados espectros políticos, el Santo Padre, no ha pasado desapercibido y a causado los más diversos posicionamientos, muchas veces cambiantes. Desde su participación o rol durante la dictadura militar hasta sus posicionamientos políticos actuales el Sumo Pontífice fue víctima de críticas, agravios, mentiras, desinformaciones y operaciones mediáticas. 

​Pocos coherentes han mantenido una misma opinión tanto con Bergoglio como con Francisco.

​Sucedió con gran parte del “kirchnerismo” que ni bien fue proclamado el Papa argento, no sabían qué decir, qué posicionamiento tomar frente a la sorpresiva decisión del Cónclave. Quizás enroscados con los posicionamientos de Jorge Bergoglio y su prédica política de por entonces, la militancia quedó estoica, inmóvil. A propósito, Francisco contaría: “Él realmente no me soportaba. Las relaciones eran muy tensas. Cuando supe que había muerto, a las tres de la tarde, dos horas después hice una conmemoración en la catedral”. Y profundizó sobre la homilía recordando que “era improvisada: no había preparado el texto escrito. Invité al pueblo y la iglesia estaba llena. No había nadie del Gobierno. El clima era tenso: durante la misa alguien me gritó algo. Le dije que estábamos ahí para rezar porque él había sido ungido por su pueblo con las elecciones para gobernar el país. El pueblo lo había elegido y ahora debía rezar por él”. No podemos dejar de reconocer que Bergoglio también jugaba, y cómo. Luego de las palabras de Cristina Fernandez de Kirchner sobre su asunción, los militantes salieron a abrazar al Vicario de Cristo. 

​De manera inversa, gran parte de la derecha argentina, que veía al Arzobispo de Buenos Aires, al ver sus posicionamientos dentro y fuera de la Iglesia, comenzaron a alejarse de su figura, fundamentalmente al acercarse sus postulados y acciones a los del peronismo o kichnerismo. Y de Jorge el Pastor, pasó a ser el  “Papa Comunista”, el “Papa Peroncho”. Como  ejemplo podemos mencionar a la católica Lilita Carrió, quien allá por el 2015 declamaba que “es malo en sus amistades”, “le gusta toda esa gente menor, mediocre, le gusta el chisme a Bergoglio.” O “que no tiene que ser el jefe de una unidad básica”, y hasta desafió por entonces diciendo que si sigue así “No se si se va a ganar el cielo”.

​No faltan en estos planteos quienes resaltan a Bergoglio, para ningunear a Francisco o viceversa.

​Un punto aparte es la relación que tuvo con los presidentes argentinos durante su Papado. A Cristina Kirchner la recibió siete veces, en extensos encuentros, algunos de ellos almuerzos, y el vínculo fue claramente de menor a mayor. A apenas cinco días de su nombramiento y antes de la ceremonia de su entronización la entonces presidenta obtenía la primera visita oficial. Desde allí todo fue armonía y empatía en la relación.

​Mauricio Macri por su parte, tenía relación amena con Bergoglio a partir de la coincidencia de la Arquidiócesis, pero una vez asumido como Papa, no tuvo el mismo vínculo. Su primer encuentro es recordado los escuetos 22 minutos que duró y los gestos adustos de Francisco, no sólo para las fotos. Después fue recibido nuevamente. La cosmovisión de Macri, en las antípodas del Sumo Pontífice y la promoción del debate por la legalización del aborto, hicieron que el ex presidente haya logrado que Francisco visitara Brasil, Paraguay, Chile y Bolivia, sin cruzar la frontera hacia Argentina.

Alberto Fernández, con relación previa al Papado, lo visitó también dos veces como Presidente. La relación fluctuó de positiva, en sus inicios de mandato, a distante, tanto por el posicionamiento pro aborto de Fernandez, como por la situación económica reinante a fines de 2023.

Lo de Javier Milei, al igual que en tantos otros aspectos, roza la vergüenza ajena y el panquequismo. Del “representante del maligno en la Tierra” y “pregonador del comunismo” a los burdos “zurdo hijo de puta” o “sorete mal cagado”, el Presidente fue elocuente es su mirada sobre el Papa. Pero una vez asumido corrió al Vaticano a encontrarse con él, y hoy posteó: “Con profundo dolor me entero esta triste mañana que el Papa Francisco, Jorge Bergoglio, falleció hoy y ya se encuentra descansando en paz. A pesar de diferencias que hoy resultan menores, haber podido conocerlo en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor para mí. Como Presidente, como argentino y, fundamentalmente, como un hombre de Fe, despido al Santo Padre y acompaño a todos los que hoy nos encontramos con esta triste noticia.”

Cabe destacar los mensajes que el Pontífice tenía anualmente con Isabel Martinez de Perón “La recuerdo siempre, rezo por usted”, le hizo llegar Francisco en más de una ocasión a la ex Presidenta.

La lógica de la antinomia, del blanco o negro, del amigo enemigo, justamente no promovida por Bergoglio o Francisco, pero viene impregnando la praxis política nacional hace años, hizo que de un lado o del otro del mostrador ideológico se intente usar a Francisco para avalar sus posicionamientos; o renieguen de sus posturas según con quien coincidían, por simple conveniencia coyuntural, relegando el planteo de las ideas, o las propuestas, negando inclusive lo incontrastable de la realidad, con sólo el objetivo de defender lo indefendible, sin capacidad de retractarse, y mucho menos de aceptar un desliz, un desatino o un error.

Mientras, el Pueblo, nunca dudó, de la humildad, de la grandeza, la Fé, la sabiduría y el ejemplo cotidiano del mejor de los nuestros. Lamentablemente pagó no haber podido tenerlo en su Tierra.

Quizás este recuento nos ayude a responder parcialmente, o tal vez de manera evidente e íntegra, las preguntas iniciales de este texto. 

Deus illuminet nos.