En diálogo con FM Tresciudades, el abogado, magíster en Economía y coordinador del Grupo de Trabajo Malvinas y Antártida de OCIPEx Juan Augusto Rattenbach, analizó el trasfondo de las recientes medidas impulsadas por el Gobierno nacional que afectan el régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego. Desde una mirada económica y geopolítica, advirtió sobre las consecuencias sociales, productivas y estratégicas que podrían derivarse de estas decisiones.
“El sistema económico argentino se estructura a partir de un mercado interno en el que algunas provincias producen y otras consumen. En ese marco, lo que se está buscando es erosionar el vínculo entre productores y consumidores, especialmente cuando se trata de productos electrónicos fabricados en el país. Se intenta instalar una mirada negativa sobre la producción nacional, y eso no es casual”, señaló Rattenbach.
A su vez, cuestionó la idea de que la producción fueguina sea de baja calidad, ya que “toda la economía mundial está integrada, y lo que se discute es qué proporción del componente final es de origen local”. La crítica a la calidad de la producción fueguina “no tiene sustento”, porque ninguna marca internacional pondría su nombre en un producto de baja calidad, poniendo en juego su prestigio.
En ese sentido, se refirió a la reciente propuesta impulsada por el Ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, de reducir aranceles a la importación: “Se intenta justificar la medida con argumentos que subestiman el desarrollo industrial en Tierra del Fuego. Nadie está enamorado del status quo, pero hay un modelo de capitalismo fueguino que generó entre 7 mil y 10 mil puestos de trabajo, con trabajadores que apostaron a radicarse y construir un proyecto de vida allí”.
Rattenbach también desmintió que exista desabastecimiento de celulares en el país y apuntó a los problemas logísticos que enfrenta la producción fueguina. “Para mejorar la competitividad es fundamental que Río Grande tenga su propio puerto; hoy los insumos llegan por el puerto de Ushuaia y luego deben ser trasladados por la Ruta 3 hasta Río Grande, lo que incrementa significativamente los costos”, consideró.
El antecedente que puso como ejemplo tiene epicentro durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando la baja de aranceles a la importación no se tradujo en una reducción de precios para el consumidor, pero sí implicó la pérdida de miles de puestos de trabajo.
Desde una perspectiva histórica y geopolítica, Rattenbach fue más allá al decir que “pasamos de tener soberanía sobre las vías navegables a una situación similar a la época de la Batalla de Caseros, donde circulaban buques de todas las banderas menos la argentina. Después vino una larga transición que culminó en la pérdida de 1982. Hoy se repite esa lógica: si no hay trabajo, las familias se ven obligadas a emigrar, y eso favorece directamente la posición colonial británica en Malvinas”.
Finalmente, advirtió que “hoy hay una carrera internacional por quedarse con la logística antártica; y en ese escenario, debilitar Tierra del Fuego es debilitar también la presencia argentina en el Atlántico Sur”.
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