Enrique Martínez, ex presidente del INTI y actual coordinador del Instituto para la Producción Social, hizo un repaso crítico de la situación política y productiva del país. Según él, lo que ha ocurrido con el movimiento popular en los últimos diez años es, en gran parte, consecuencia de haber profundizado una lógica que se consolidó con el menemismo, una política verticalista que centraliza las decisiones en la cúpula y limita el diálogo con las bases.
“Uno de nuestros principales problemas es la dificultad para llegar a las bases con propuestas que, aún sin poder implementarse de inmediato, marquen un horizonte de solución. Depender del vértice para todo no es lo más adecuado”, afirmó.
Martínez también se refirió a la creciente complejidad de la comunicación, especialmente en el ámbito político, y dijo que la baja participación política no es una tendencia global, sino un fenómeno argentino. Y eso tiene que ver con que “la representación real exige conocer de verdad a los representados”.
En relación con la actual gestión nacional, sostuvo que “el único que cree que tiene una teoría es Javier Milei, pero quienes se benefician de lo que él hace no creen en nada de lo que dice. Esto es un proceso de rapiña financiera que en algún momento va a terminar”. También advirtió sobre los límites estructurales del modelo: “Los dólares no alcanzan ni alcanzarán nunca mientras sigamos dependiendo de exportaciones primarias, giros de utilidades de las multinacionales y un endeudamiento externo que no deja de crecer”.
Pese a este panorama, consideró casi nula la posibilidad de que Argentina vuelva a ser una colonia, como algunos sectores intentan, porque “este es un país que conoció la justicia social, hay una memoria colectiva, una resistencia estructural a la derrota que nos permite mantener la esperanza”. “Cada intento de retroceso termina en el caos, y es el movimiento popular el que tiene que volver a reorganizar”, añadió.
La condición necesaria para el éxito de un modelo colonial fue la de “convencer a la sociedad de que no hay solución colectiva posible”. Una lógica individualista que viene instalándose desde hace más de 50 años. Por motivos como este, planteó que “si se naturaliza la pobreza, la derecha tiene el terreno allanado para avanzar”.
Por otro lado, Martínez fue especialmente crítico con el tratamiento del sector agropecuario y el desmantelamiento de los organismos públicos de ciencia y técnica. “Lo que están haciendo con el campo es incomprensible. El INTA o el INTI, no pueden ser reemplazados por entidades privadas. La visión actual es primaria, salvaje, de brutos e ignorantes absolutos”, sostuvo.
Sobre el cierre de la nota, compartió su visión de un posible camino para revertir el actual: “Hemos perdido también la batalla cultural que suponía que menos Estado era mejor para los privados. Hoy estamos ante la necesidad de reconstruir la forma de hacer política, no desde el apocalipsis, sino con propuestas claras. Esta gente vino a rapiñar, a poner a un delirante como presidente; pero lo que más debería preocuparnos es la falta de propuestas nuestras para ofrecer una alternativa”.
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