En las últimas semanas, la comunidad de Berisso ha sido testigo de un agravamiento en la calidad del servicio eléctrico prestado por la empresa Edelap, una situación que preocupa a vecinos, comerciantes y responsables locales por igual. La reiterada falta de atención, el destrato hacia los usuarios y las constantes fallas en el suministro se han convertido en un tema central que demanda una respuesta urgente y contundente.
Desde hace más de 48 horas, amplias zonas de la ciudad carecen de electricidad, en medio de temperaturas extremadamente bajas que agravan la situación. Vecinos de la zona de 91 y Ruta 11, por ejemplo, salieron a visibilizar su reclamo en la vía pública, frente a la desconcertante inacción de la empresa. “Hace días estamos esperando, nos dijeron que vendría la cuadrilla y aún no tenemos ninguna respuesta. Nos cansamos de reclamar y seguimos esperando la cuadrilla, que no se sabe dónde está”, expresaron con indignación. La desesperación y la incertidumbre se reflejan en la impotencia de quienes, ante la ausencia de soluciones, ven cómo sus vidas y sus fuentes de trabajo se ven afectadas.
La problemática va más allá de una simple falla puntual. La comunidad denuncia que en varias zonas de la ciudad se registran bajas tensiones que generan molestias en hogares y comercios, con el riesgo adicional de que los equipos electrónicos y electrodomésticos puedan sufrir daños. Las calles afectadas por estas irregularidades incluyen intersecciones como 95 y 127; 93 y 128; 127 y 33; 126 entre 33 y 34; y 126 y 33. Asimismo, en sectores donde la falta de electricidad aún prevalece, las calles afectadas son 94 y 129; 95 entre 128 y 129; y 34 entre 127 y 128, entre otras.
Este ciclo de reiteradas fallas no solo afecta la calidad de vida de los vecinos, sino que también tiene un impacto directo en la economía local. Comercios y fábricas de la zona ven cómo sus ventas caen y sus pérdidas aumentan a medida que los cortes de luz se vuelven frecuentes y prolongados. La falta de un servicio confiable impide el normal funcionamiento de muchas actividades, generando pérdidas económicas millonarias y agravando la difícil situación de quienes dependen de la electricidad para mantener sus negocios a flote.
La actitud de Edelap frente a estos problemas ha sido, en muchos casos, de absoluta inacción o, en el mejor de los casos, de respuestas vagas y poco concretas. La falta de información clara y la demora en la atención generan una sensación de abandono en la comunidad, que reclama respuestas y soluciones inmediatas. La situación expone una grave deficiencia en la gestión del servicio y evidencia una clara insensibilidad hacia las necesidades y derechos de los usuarios.
Es crucial que las autoridades locales y regionales tomen cartas en el asunto. No basta con atender estos reclamos de manera puntual o superficial; es necesario que el Estado, en todos sus niveles, asuma su responsabilidad y exija a Edelap un plan de acción efectivo para mejorar la infraestructura, prevenir fallas recurrentes y garantizar un servicio digno. La comunidad no puede seguir siendo la única responsable de soportar esta situación de crisis, ni puede seguir siendo víctima de un sistema que privilegia sus propios intereses por encima de la calidad de vida de los vecinos y del desarrollo económico de la zona.