En diálogo con Cueste lo que Cueste el integrante del grupo EuroAsia en OCIPEX, Leandro Gri, analizó el reciente acuerdo de cese al fuego entre Israel e Irán, alcanzado con la mediación de Estados Unidos. Si bien el pacto representó un gesto diplomático, el especialista advirtió que su fragilidad y las violaciones tempranas por parte de ambos países muestran que el conflicto está lejos de finalizar.
Las infracciones derivaron en una inusual declaración del expresidente estadounidense Donald Trump, quien expresó estar “muy decepcionado con las dos partes, especialmente con Israel”, y exigió el respeto al alto el fuego. “Fue una reprimenda bastante particular, considerando el historial de Trump con Israel”, destacó Gri.
A su vez, remarcó que la estabilidad del acuerdo “depende exclusivamente de la voluntad de las partes”, y que lo que ocurre entre Israel e Irán debe leerse en un marco mucho más amplio. “Esto claramente no ha finalizado. Israel busca neutralizar a Irán bajo sus intereses, y esa estrategia incluye no sólo enfrentamientos directos, sino también operaciones contra Gaza, Hezbollah en Líbano y los Houthis en Yemen, tres grupos considerados proxys de Irán”, explicó.
Gri también apuntó a los intereses geopolíticos más amplios de Estados Unidos en la región, y dijo que “más allá del vínculo histórico con Israel, hay una dimensión global, que conecta directamente con China. Irán es clave en el trazado del megaproyecto chino de la Franja y la Ruta, lo que lo convierte en un nodo estratégico, algo así como el México de Medio Oriente”.
En ese contexto, mencionó una fuerte declaración de Steve Bannon, ex asesor de Trump, quien aseguró que “Israel es un protectorado y no debería comportarse así”. Para Gri, esa frase “evidencia tensiones internas dentro del poder estadounidense respecto del rol que Israel juega en la región”.
Sobre la raíz histórica del conflicto, recordó que “todo comienza con la creación del Estado de Israel y la resistencia de varios países musulmanes”. Irán (chiita) y Arabia Saudita (sunita), protagonizan una rivalidad regional con profundas implicancias ideológicas y militares. “Hoy, Arabia Saudita se encuentra en alerta militar por esta nueva escalada”, advirtió.
También se refirió a la creciente presión internacional sobre Israel: “Las políticas de colonización, la toma de tierras y el trato hacia los palestinos han generado no sólo conflicto con los vecinos, sino también cuestionamientos en Europa, donde el apoyo a Israel persiste, pero con mayores reservas”.
Consultado sobre el estado actual del conflicto, señaló: “No creo que esto haya terminado. Irán ha sufrido el ataque, pero sorprendió su capacidad de respuesta, aunque aún por debajo de la de Israel. Lo que no está claro es cuánto se afectó realmente el programa nuclear iraní; hay versiones que indican que buena parte del material fue desplazado antes del ataque. Lo mismo ocurrió cuando Irán bombardeó una base estadounidense en Qatar, y los activos ya habían sido retirados. Esto genera suspicacias sobre posibles avisos previos entre las partes”.
Por otro lado, abordó el rol de Estados Unidos como potencia mediadora, y el intento de Trump de capitalizar el acuerdo. “Lo que hace EE.UU. es ejercer su estatus de potencia global, que se legitima justamente por la capacidad de mediar y resolver conflictos. Por eso Trump salió muy eufórico a presentarse como el gran resolutor, incluso proponiéndose como candidato al Premio Nobel de la Paz, con su estilo mediático y estrambótico”, analizó.
Sin embargo, planteó que “las violaciones al cese al fuego demuestran cierta debilidad en su capacidad de mediación. Algo similar a lo que le ocurrió a Rusia en Ucrania: promesas de control y liderazgo global que luego no se traducen en resultados concretos. Trump prometió terminar todas las guerras apenas asumiera, pero hoy sigue bombardeando centrales nucleares. Por ahora, no lo está cumpliendo”.
Finalmente, se refirió a la postura del gobierno argentino frente al conflicto, y la consideró “grave”, y en respuesta a una posible participación de Argentina en un frente anti-iraní, fue tajante: “Es imposible. Argentina no tiene ningún tipo de capacidad militar ni habilidad de participar en una operación de ese tipo. Pero sí considero gravísima la posición y las declaraciones de los funcionarios argentinos sobre este conflicto”.
“El propio presidente se expresó como parte de una especie de bando de la libertad occidental frente a Irán, celebrando los ataques. El canciller incluso subió un video del ataque iraní, festejándolo y dedicándoselo al presidente de Israel. Esto nos involucra en un conflicto en el que Argentina no tiene intérpretes, ni intereses claros. Responde más a ejercicios personales del presidente y de sectores que están más alineados con Israel que incluso con Estados Unidos”, concluyó.
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