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“El club me salvó la vida y ahora yo quiero salvar a otros”: la historia de Oscar López y el Club Gutiérre

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Ayer inauguraron el SUM, pero la verdadera historia del Club Gutiérre de Ensenada empezó hace casi dos décadas, cuando Oscar López, quien hoy es su presidente, decidió cambiar su vida y la de muchos chicos del barrio Punta del Agua, en Punta Lara.

“Hace 19 años que estamos con el club. Todo esto nació en un momento muy difícil de mi vida; yo venía de problemas con las adicciones, el alcohol, la droga, y un pilar fundamental fue mi esposa, que me apoyó siempre”, contó Óscar en entrevista con Cueste lo que Cueste.

De esta manera, el club no sólo fue un proyecto social sino también una salida personal, porque “cuando vas saliendo de eso, necesitás mantenerte ocupado, y lo más cercano que tenía era el fútbol. Entonces dije, vamos a la canchita, juntamos a los pibes, los aconsejamos. Me servía como contención a mí, y terminó siendo contención para muchos otros”.

Desde el comienzo el enfoque fue claro, porque la prioridad era formar personas. “Vamos a tratar de formarlos como personas y como jugadores”, recalcó, recordando que los chicos se fueron acercando de a poco, con el boca en boca, llegando a formar parte de lo que hoy es un gran equipo.

Y los pibes que pasaron por el club y hoy dieron un gran paso: “Thiago Lauro, que está en Botafogo. Rodolfito Fernández, que estaba en Cambaceres. Walter Lavecchia, que hoy es técnico de la Reserva. Todos ellos son de Gutiérre.”

Con respecto a la inauguración del SUM comentó qe fue un momento de enorme carga simbólica. “Fueron muchos sentimientos encontrados. De estar entre cuatro chapas, ver cambiarse a los pibes debajo del eucalipto, con piso de tierra, es una locura. No teníamos alambrado perimetral, usábamos cables negros de teléfono como si fuera un alambrado. Y hoy verlo así, es impresionante”, manifestó.

Claro está que cuando vieron el desarme del vestuario lo vivieron con nostalgia, porque esa construcción, en apariencia precaria, fueron las horas extras de Oscar que pegó ladrillo por ladrillo, improvisando un fino que necesitó varias capas de material para dibujarle una línea. De poco arquitecto, pero “con toda la onda”, con el objetivo puesto en crecer.

Hoy el SUM tiene todo; salón, oficina de presidencia, baño para discapacitados, baños de damas y caballeros, vestuarios con duchas, enfermería, cocina, cerámicos. Además, cuenta con fútbol infantil masculino y femenino (ambos en LAFIR), juveniles y mayores que compiten en la Liga Amistad.

Como dato no menor, Oscar destacó que la presencia de los clubes transformaron la realidad del barrio: “Pisábamos barro, ahora pisamos asfalto. El barrio está lindo, es un barrio tranquilo, se tranquilizó mucho; pero eso tiene que ver con los clubes. Está Gutiérrez, Molino, Nacional Evita, Piria, Defensa de Punta Lara Fútbol Club, Cambaceres; hay muchos puntos de contención. de encuentro. Los clubes hicimos el laburo que había que hacer, el de contener.” Algo que se logró mancomunadamente con la gestión de Mario Secco, a quien agradeció al igual que a su hijo, equipo municipal, y a todos los que pasaron por allí.

Así empezó y continúa la historia del Guiérre, un club de barrio que nació con la imaginación de una familia y los chicos del barrio que vieron en un pedazo de pasto una segunda casa, que descansaron y buscaron sombra en los eucaliptos que bordean la cancha. Que iniciativa la de todos aquellos que pasaron por ahí e hicieron posible su permanencia; un ejemplo de voluntad intachable, digno de ser contado.

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