A menos de un día de la doble sesión prevista en la Legislatura bonaerense, la discusión por el Presupuesto, la Ley Impositiva y el endeudamiento solicitado por el Ejecutivo provincial volvió a empantanarse y avanza con la dinámica infinita del “cuento de la buena pipa”. Con las sesiones convocadas para este miércoles, a las 14:00 en Diputados y a las 19:00 en el Senado, el panorama sigue abierto y la rosca se intensifica en todos los frentes.
El punto más sensible es el endeudamiento, que requiere dos tercios de los votos en ambas Cámaras. Sin apoyo opositor no hay margen, y las conversaciones mantienen trabas que ya llevan días. El oficialismo busca llegar al recinto con un acuerdo cerrado, mientras que los bloques opositores sostienen reclamos que exceden lo estrictamente financiero. Desde hace semanas insisten en incluir en la negociación cargos vacantes, especialmente en la Suprema Corte y en el Banco Provincia, algo que el Ejecutivo ya descartó públicamente y no planea poner sobre la mesa.
En paralelo, el Presupuesto y la Ley Impositiva parecen avanzados; en Diputados existen dos dictámenes, uno de mayoría firmado por el oficialismo y respaldado por sectores dialoguistas de la oposición, y otro de minoría elaborado por el radicalismo y algunos bloques que piden modificaciones. Allí la aprobación sólo requiere mayoría simple, aunque la UCR mantiene un pedido clave que es garantizar un fondo fijo para los municipios, que no dependa del endeudamiento.
El Ejecutivo propuso destinar hasta el 8% de una toma de financiamiento de 1.900 millones de dólares a los gobiernos locales, pero ese porcentaje está sujeto al monto final que autorice la Legislatura. La oposición radical pretende un fondo propio de unos 600 mil millones de pesos, sin condicionamientos, lo que abrió un nuevo frente de negociación.
La presión política también se trasladó a la calle y al mundo sindical. En los últimos días, organizaciones sociales difundieron un comunicado reclamando que se apruebe el financiamiento para sostener el funcionamiento de la provincia, mientras que ambas CTA emitieron un mensaje contundente dirigido a legisladores y legisladoras. Allí cuestionaron los condicionamientos por cargos y reclamaron que se priorice la estabilidad financiera provincial, en un contexto nacional que agrava cada discusión presupuestaria.
La jornada legislativa previa al tratamiento de las leyes también llegó cargada de señales. La comisión de Presupuesto de Diputados se reúne este martes a las 19, un horario inusual que sugiere la necesidad de mantener la agenda del gobernador despejada para conversaciones de último minuto.
Axel Kicillof suspendió una actividad prevista en Mar del Plata, aunque desde su entorno remarcan que la decisión responde al accidente fatal ocurrido en la Ruta 2 y a su presencia en el velatorio del dirigente Juan Mussi. Allí se encontró con referentes como Máximo Kirchner y distintos funcionarios provinciales, un dato que reavivó especulaciones sobre movimientos internos, aunque no trascendieron detalles de lo conversado.
Mientras tanto, el Senado también se prepara para tratar la designación de Flavia Terigi al frente de la Dirección General de Cultura y Educación, tras la renuncia de Alberto Sileoni por motivos personales.
Todo ocurre en un clima cargado y con un elemento adicional que vuelve a tensar la discusión democrática; las limitaciones para el ingreso de la prensa al recinto del Senado. A diferencia de Diputados, donde sí se permite el acceso, los periodistas solo pueden seguir la sesión por la transmisión oficial de YouTube, lo que dificulta el habitual control de votos, gestos y movimientos en el recinto. Esa restricción, vigente desde hace meses, vuelve a cobrar relevancia en una jornada en la que cada mano levantada será decisiva.
Con negociaciones que parecen estirarse al límite, el Ejecutivo busca llegar al 10 de diciembre, fecha del recambio legislativo, con las leyes centrales aprobadas. En las próximas horas se definirá si la Legislatura logra destrabar los acuerdos o si la rosca, una vez más, vuelve a girar como en el cuento interminable que ya nadie quiere escuchar, pero del que todos forman parte.
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