La crisis que atraviesan los trabajadores de Acerías Berisso sumó este martes un nuevo capítulo tras conocerse que la empresa iniciará el proceso para solicitar la quiebra. Así lo confirmó Carlos Lazarte, empleado desde hace 18 años y delegado de la UOM, quien advirtió que la maniobra busca “desgastar” al personal y avanzar hacia un vaciamiento sin pagar las deudas salariales acumuladas.
Lazarte detalló que la novedad surgió en la última audiencia realizada en el marco de la conciliación obligatoria. La empresa había llegado a la reunión anterior sin propuestas concretas para reabrir la planta ni pagar las cuatro quincenas adeudadas. Los trabajadores esperaban una nueva instancia de negociación, pero recibieron otra respuesta. “Nos salieron con esto de la quiebra, ni siquiera pudimos llegar a negociar”, afirmó.
El delegado aclaró que la compañía todavía no presentó formalmente la quiebra, sino que “viene dilatando los tiempos”, y recordó que ese procedimiento depende de una resolución judicial que puede demorar entre tres semanas y dos meses. Para los trabajadores, la movida forma parte de una estrategia: “Hay saña contra los trabajadores; se presentaron grupos inversores para comprar la fábrica y ellos no la quieren largar. Quieren seguir con el negocio, pero sin nosotros”.
Según relató, varios empleados comenzaron a recibir telegramas de despido “con causa”, lo que consideran una maniobra para evitar cualquier tipo de indemnización. “Te quieren echar sin pagarte. Si no la quieren vender es porque eso es una mina de oro. La quieren seguir haciendo funcionar, pero con otra gente. Es más que obvio”, denunció.
La fábrica adeuda cuatro quincenas y los trabajadores sobreviven como pueden. “Estamos sin un mango. Ayuda de mercadería estamos recibiendo, pero lo monetario es lo que más complica como el alquiler, luz, gas”, describió Lazarte. Muchos compañeros se volcaron a changas, aplicaciones de traslado, trabajos de albañilería o pintura. “No es lo mismo que ganábamos, pero hacemos lo que podemos”, agregó.
Sobre los inversores interesados en adquirir la planta, remarcó que “la mano de obra calificada” es el verdadero valor de Acerías Berisso y que los potenciales compradores no tenían objeciones en sostener los puestos de trabajo. “Lo más barato somos nosotros; la deuda grande es con proveedores, obras sociales, a todo el mundo le deben. Pero los inversores venían a reabrir con los trabajadores adentro”, explicó. Para él, la única resistencia viene de la patronal actual: “No quieren desprenderse de la fábrica porque la quieren reabrir precarizando mano de obra”.
El conflicto lleva alrededor de diez semanas de audiencias y conciliaciones en el Ministerio de Trabajo. Los empleados se mantienen en la planta para dejar asentado que están a disposición y evitar excusas patronales. Sin embargo, Lazarte admitió que el rol del Ministerio es limitado: “Es un mediador. No te dice ‘hagan esto o aquello’. Ellos tiran la conciliación para evitar el conflicto, pero la empresa no abre las puertas y sigue incumpliendo”.
Para el delegado, la presentación de quiebra tiene un objetivo preciso, es decir, “buscar el desgaste, que la gente se canse y desista del reclamo”. En ese sentido, indicó que la situación afecta especialmente a los trabajadores mayores. “Hay compañeros a los que les faltan dos, cinco años para jubilarse. A mí me faltan siete. ¿A dónde vas si nos echan?”, planteó.
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