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Milei contra la ciencia y la tecnología argentina: la puerta a una verdadera “fuga de cerebros”

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En 2024, la inversión del Estado en ciencia y tecnología disminuyó un 32,9% y se paralizaron los pagos de los PICT (Proyectos de Investigación en Ciencia y Tecnología) que con la columna vertebral de la ciencia argentina, al punto de perder líneas completas de investigación. Además se suspendieron todos los nuevos llamados y convocatorias y se detuvieron los que estaban en evaluación, algo que nunca había ocurrido antes.

En 2025, mediante la resolución 10/2025, el Gobierno dio de baja el financiamiento de programas en áreas como las ciencias sociales, ambientales y la divulgación. También se eliminaron programas fundamentales como Equipar Ciencia (financiamiento para equipos) y Construir Ciencia (para obras de infraestructura).

La función CyT bajó al 0,208% del PBI, y con ello el Gobierno está incumpliendo la Ley de Financiamiento que preveía incrementos plurianuales para el sector hasta llegar al 1% del PBI en 2032. En 2024 debería haber sido de 0,39 por ciento (en 2023 fue de 0.30 %).

Respecto al presupuesto del Conicet se supo que descendió un 20%, la Comisión Nacional de Energía Atómica (-29%), el INTA (-23.6%), Comisión Nacional de Actividades Espaciales (-17%), la Agencia I+D+i (-72%), la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología (-91,7%).

Los salarios de los investigadores de CONICET, que agrupan al 22,31% de los investigadores de nuestro país, continuaron perdiendo contra la inflación, pese a la menor variación de los precios, y ya se ubican con una caída del 29,7% en términos reales desde que asumió Milei.

El personal con dedicación a la investigación en Universidades nacionales, que representa al 30,53% del personal de ciencia en el país, alcanzó una caída del 22,4% real respecto de noviembre de 2023.

De esta manera, la inversión del Estado en Educación cayó un 43.8% en 2024 y las Universidades Nacionales perdieron un 25% de su presupuesto en términos reales.

Con estos datos es evidente que investigadores y becarios de todas las disciplinas se sumaron a la tarea de buscar oportunidades en otros países, ocasionando una verdadera “fuga de cerebros”.