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​Con la Biblia en el alma y la Doctrina Social de la Iglesia en el corazón

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​Si bien la elección de un Papa provoca la atención y la expectativa de gran parte de la población mundial, nunca antes como tras la muerte de Francisco. Creyentes y ateos, agnósticos y católicos, elucubraban, hacían cuentas, daban cátedra de erudición en cónclaves, rezaban por la continuidad de un Iglesia como la que llevó adelante Francisco: de y para los pobres, pastoral, comprometida con las realidades sociales de los más humildes, misericordiosa y para todos, todos, todos.

​Los rezos, pedidos o súplicas fueron escuchadas al parecer. Nuevamente de América, llega a Roma el nuevo Sumo Pontífice. La América en toda su extensión, profunda, desigual, cristiana, ofrenda a la Iglesia a Robert Francis Prevost, el Papa León XIV. 

Una Chicago convulsionada lo ve nacer

Prevost nació en Chicago, la “ciudad de las revueltas”, conocida, entre otros sucesos, por los incidentes de mayo de 1886 que se convirtieron en un símbolo internacional y dieron lugar a la Conmemoración el 1º de Mayo como el Día Internacional del Trabajador; o bien por los disturbios raciales de 1919, también conocidas como Las revueltas raciales de Chicago de 1919, el “Verano Rojo”, y que conllevaron la muerte decenas de personas, incendios, vandalismo, el desplazamiento y la destrucción de barrios afroamericanos, exponiendo los problemas raciales que existían en la época.

​Días antes de su nacimiento la ciudad estadounidense se veía conmovida por el brutal asesinato del joven de 14 años Emmett Till , por haber silbado a una adolescente blanca. El resonado suceso tuvo un fuerte impacto a nivel nacional encendiendo el movimiento por los derechos civiles.

​Ese mundo, esa aldea recibía a Robert, quien venía de una familia mayormente migrante, europeos y americanos, y con progenitores universitarios, uno de ellos, su padre catequista. Estudiante de escuela religiosa, con maestrías en Matemática, Divinidad, Derecho canónico, habla inglés, español, italiano, francés, portugués, quechua y lee latín y alemán. Tras ser ordenado en la Orden de San Agustín (la cual fue fundada y centra su acción pastoral en  vivir y promover el espíritu de comunidad tal como lo vivían las primeras comunidades cristianas)es enviado al Perú en 1985, y tras un breve intervalo vuelve allí en 1988, donde tuvo responsabilidades como profesor, Rector y Director de Seminarios e Institutos de Formación; fundó Parroquias, fue Obispo, Vicepresidente de ls Conferencia Episcopal y en 2023 Francisco lo nombra prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, esto es arzobispo ad personam.​ Su vida religiosa sucede así , mayoritariamente en el Perú, país al que solicita su ciudadanía y le es otorgada.


Un Pastor cerca de los suyos 

Su historia en el Perú da cuenta de una acción misionera en zonas rurales recorriendo caminos polvorientos a caballo para llegar a comunidades marginadas. Durante su tiempo en Chiclayo, impulsó iniciativas sociales como la creación de un centro de escucha para la prevención del maltrato infantil y programas de promoción social y cuidado del menor. También coordinó esfuerzos con Cáritas, por ejemplo, para proporcionar plantas de oxígeno, alimentos y otros recursos a los más necesitados durante la pandemia de COVID-19. 

Tanto en los años 90 con el ex presidente Alberto Fujimori como años atrás con la primera mandataria Dina Boluarte, defendió el derechos a las protestas, y las políticas de derechos humanos, las agresiones, detenciones y hasta muertes. “De verdad me parece que el derecho a hacer manifestaciones debe ser respetado. Hemos tenido varias manifestaciones con paz y tranquilidad” decía tiempos atrás. Inclusive cuando debía viajar al Vaticano para asumir responsabilidades en Roma le dijo al Santo Padre que no era el mejor momento para dejar el país y que quería seguir acompañando al pueblo. “Yo creo que la gran mayoría estamos buscando reconciliación y paz, muchos problemas, sectores de la población que se sienten realmente olvidados, ignorados y que tienen reclamos legítimos”, declaró, dejando en claro su compromiso social..

Su paso por Perú dejó así una huella imborrable en los corazones de miles de fieles católicos que fueron testigos de su labor pastoral en el norte del país, y es recordado por su compromiso con la justicia social, con comunidades marginadas y como una persona noble, humilde y servicial.

De esta manera, el León XIV transcurrió su vida con idéntico tiempo en EEUU, como en el Perú. Sin embargo, ayer en sus primeras palabras, habló en español, no en inglés y recordó a su comunidad peruana:” Un saludo de modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo” dijo y ¿nos conquistó?

Algo más que un nombre 

Continuando con la tradición instaurada por Jesús de Nazaret quien rebautizó a Simón como Pedro, el fundador de su iglesia y primer pontífice, el Cardenal Prevost, decidió llamarse León XIV y lo nombres, sus significados, suelen no ser un dato menor en el cristianismo.

León XIII, llega a Sumo Pontífice 1878, tiempos de cambios profundos. La Revolución Industrial había generado grandes desigualdades sociales y económicas, lo que llevó a la emergencia de movimientos obreros y socialistas, una Iglesia  la unificación de Italia en 1861, había generado tensiones entre la Iglesia y el Estado italiano, ya que el Papa había perdido el control sobre los Estados Pontificios y el liberalismo y el secularismo estaban en auge en Europa, lo que llevó a una separación cada vez mayor entre la Iglesia y el Estado.

En ese contexto complejo en 1891, León XIII publicó la encíclica “Rerum Novarum”, que abordaba la cuestión social, defendía los derechos de los trabajadores, y destacaba el papel fundamental de la familia en la sociedad. La encíclica condenaba la pobreza y degradación de muchos trabajadores, argumentando que la deshumanización del trabajador y una paga injusta eran contrarios a la fe católica.

Este texto, fue un plafón central en la Doctrina Social de la Iglesia, la cual se fundamenta en la dignidad humana, pone a la justicia social como objetivo central, plantea una opción preferencial por los pobres y define al bien común como objetivo final. Esto, sin caer en las posturas extremas del socialismo o del capitalismo. Por ello, entre otras cuestiones, el legado de León XIII Papa visionario y líder, sigue siendo relevante hoy en día.

No es menor entonces el nombre elegido por el nuevo Vicario de Cristo. ¿Cuáles son los desafíos con los que se encuentra hoy el Papa, como a fines del Siglo XIX León III? Las desigualdades sociales y la concentración de la riqueza; la cultura del individualismo y el mercantilismo; la adoración al Dios dinero; las nuevas tecnologías y su lógica que potencia el odio y las divisiones; el cuidado de la casa común; el surgimiento de líderes mundiales con ideologías de odio, segregación y discriminación; las guerras; y la continuidad de las transformaciones que inició o llevó adelante Francisco en la Iglesia, son preocupaciones mundiales que deberá afrontar el Pastor Universal. Sin dudas, también la humanidad necesita un líder religioso, visionario, preocupados por los que menos tienen, por los excluidos, por los ninguneados, por los descartados del sistema, por las minorías, como Jesús lo hizo.

El Papa, lo dijo ayer cuando planteó que hoy la Iglesia está llamada a “responder a otra revolución industrial y a los desarrollos de la inteligencia artificial, que plantean nuevos desafíos para la defensa de la dignidad humana, la justicia y el trabajo”.

Claramente podemos encontrar analogías y similitudes con el Papa Francisco, máxime tomando las palabras papales al Vatican News, donde expresó hace días que “No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años”, o las realizadas tras la muerte de Francisco, donde dijo que todavía quedaba “mucho por hacer” en la transformación de la Iglesia.

Una vasta y comprometida historia a pesar de su joven edad para ser Sumo Pontífice, una excelsa formación doctrinaria, y las voces que empiezan aparecer dando cuenta sobre su vida pastoral, humana, humilde y comprometida, antecedentes auspiciosos para continuar con el proceso Francisco, pero será cuestión de otra editorial.