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Duro mensaje de la Iglesia a la sociedad, al Gobierno nacional y los medios de comunicación

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En una homilía que generó perplejidad y silencio en la clase política y hasta criticó a los medios de comunicación, el arzobispo Jorge García Cuerva lanzó un mensaje contundente donde criticó a la política en general, y al gobierno nacional en particular, cuestionando la falta de valores y la hipocresía en la sociedad argentina. Sus palabras, que no dejaron indiferente a nadie, llamaron a la reflexión y al cambio, poniendo en jaque a los poderes fácticos y generando un debate que podría ser punta de lanza para los tiempos que vienen.

El Arzobispo inició su homilía diciendo: “ El mensaje que compartiré quiere ser un aporte, a la luz de la Palabra de Dios, para la reflexión de todos los actores de la sociedad argentina, convencido de que entre todos construimos la Patria, más allá de saber que, luego, algunas frases puedan ser tomadas de manera aislada para querer alimentar la fragmentación.”

“Nosotros también venimos a pedirle a Dios que nuestra Argentina se cure y viva. Experimentamos que se está muriendo la fraternidad, se está muriendo la tolerancia, se está muriendo el respeto; y si se mueren esos valores, se muere un poco el futuro, se mueren las esperanzas de forjar una Argentina unida, una Patria de hermanos”, replicó.

De esta manera, continuó con un claro mensaje sobre los tiempos que estamos viviendo: “Nuestro país también sangra: tantos hermanos que sufren la marginalidad y la exclusión; tantos adolescentes y jóvenes víctimas del narcotráfico que en algunos barrios es un estado paralelo; tantas personas que están en situación de calle; las familias que sufrieron las inundaciones; las personas con discapacidad; tantas madres que ya no saben qué hacer y cómo evitar que sus hijos caigan en las garras de la droga y el juego; los jubilados que merecen una vida digna, con acceso a los remedios y a la alimentación; herida esta que sigue abierta y sangra hace años, pero que como sociedad tenemos que curarla pronto. Muchos podrán ser los responsables de esta triste situación, pero la oportunidad que tenemos nosotros de resolverla es hoy, ¿cuántas generaciones más y hasta cuándo deberán reclamar por jubilaciones dignas?”

Contrariamente a la intentona de establecer un sentido común por parte del Gobierno nacional señaló que en “Argentina sangra en la inequidad entre los que se laburan todo, y los que han vivido de privilegios que los alejó de la calle, de los medios de transporte público, de saber cuánto valen las cosas en un supermercado; alejados de la gente de a pie, no sienten su dolor, ni sus frustraciones, pero tampoco se emocionan con sus esperanzas y su esfuerzo diario por salir adelante”.

Durante la exposición recordó a Francisco y lo que el Papa denominó como el “el terrorismo de las redes”, y señaló: Hemos pasado todos los límites, la descalificación, la agresión constante, el destrato, la difamación, parecen moneda corriente. El Santo Padre León XIV decía a los representantes de los medios de comunicación hace unos días: La paz comienza por cada uno de nosotros, por el modo en el que miramos a los demás, escuchamos a los demás, hablamos de los demás; y, en este sentido, el modo en que comunicamos tiene una importancia fundamental; debemos decir “no” a la guerra de las palabras y de las imágenes.”

Y aportó: “Tenemos necesidad de diálogo, de forjar la cultura del encuentro, de frenar urgentemente el odio. Démonos otra oportunidad, no podemos construir una Nación desde la guerra entre nosotros. Todo acto de violencia es condenable, y quiebra el tejido social.”

Luego, y aludiendo al pacto de unión rubricado en San José de Flores en 1859, invitó a que “ volvamos allí nuestra mirada e imaginemos el abrazo que nos debemos los argentinos, el abrazo que negamos al que piensa distinto, o al que tiene otras costumbres o modo de vivir, el abrazo que no compartimos con los que sufren, incluso los abrazos que no nos pudimos dar durante la pandemia. Usemos las manos para acariciar el dolor y las heridas de tantos que la están pasando mal; “manos a la obra entonces”, pero unidos, como pueblo, más allá de las legítimas diferencias.”

García Cuerva volvió a hablar de la necesidad de que Argentina se levante. “Ponete de pie, vos podés, basta de arrastrarnos en el barro de las descalificaciones y la violencia, basta de vivir paralizados en el odio y el pasado, basta de estar con la esperanza por el suelo; es hora de ponerse de pie, unidos, no a los empujones en un sálvese quien pueda, no a costa de los demás, o dejando a muchos al costado del camino de la vida. Es con todos, mirándonos a la cara, porque nuestras decisiones y políticas públicas tienen que tener rostros concretos, historias reales que nos tienen que conmover como hoy Jesús se conmovió ante tanto dolor”, apuntó.

Finalmente, y nuevamente nombrando al Papa Francisco, quien hace varios años hablaba del diálogo, y todo lo que este implica, nos recuerda que nadie puede limitarse a ser un espectador ni un mero observador. Todos, desde el más pequeño al más grande, tienen un papel activo en la construcción de una sociedad integrada y reconciliada. Esta cultura es posible si todos participamos en su elaboración y construcción. La situación actual no permite meros observadores de las luchas ajenas. Al contrario, es un firme llamado a la responsabilidad personal y social.

En definitiva, la homilía del arzobispo García Cuerva nos invita a reflexionar sobre la importancia de la esperanza, la unidad y la memoria en nuestro país. Así como Jesús, con su acto de compasión y poder, levantó a la niña y le devolvió la vida, nosotros también estamos llamados a levantarnos como sociedad, a sanar las heridas que nos dividen y a construir un futuro donde la fraternidad, el respeto y la diálogo sean los pilares fundamentales. Es momento de dejar atrás las heridas del pasado, de tomar de la mano a nuestro prójimo y de trabajar juntos con fe y determinación. Sólo así podremos lograr que Argentina vuelva a ponerse de pie, con esperanza renovada y con la certeza de que, unidos, podemos transformar las dificultades en oportunidades de crecimiento y reconciliación. La tarea es de todos, y el momento de actuar es ahora. La política enalteciendo su rol, elevando el nivel de las discusiones, con personas íntegras y formadas, con una ética y épica de transformación social y no de lucha por el mero poder. La justicia al servicio del Pueblo y no de los poderes fácticos. Nosotros los medios de comunicación aportando mirada crítica a una realidad cada día más acuciante para nuestras comunidades. Incomodando y problematizando. Con  respeto, sin chantajes, sin cuestiones personales, con profesionalismo, y en la búsqueda siempre de la verdad. Sinténdonos en parte responsables de este oscuro presente pero no sintiéndonos perfectos, ni mucho menos omnipotentes. Y esto le cabe tanto a los grandes grupos monopólicos como los humildes medios comunitarios o locales.