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A 19 años de la segunda desaparición de Jorge Julio López: “Todavía no pudimos iniciar el duelo”

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El 18 de septiembre de 2006, Jorge Julio López salió de su casa en Los Hornos rumbo a la Municipalidad de La Plata para presenciar los alegatos en el juicio contra el represor Miguel Etchecolatz. Nunca llegó. Desde entonces, permanece desaparecido. Este jueves se cumplieron 19 años de aquella segunda desaparición y su hijo, Ruben López, volvió a poner en palabras la impunidad y la ausencia de respuestas de la justicia.

“Es la misma sensación que tenemos desde hace 19 años, la de impunidad. Lo entendemos como una desaparición forzada y lo más duro es que no ha habido avances en la causa. Nunca pudimos determinar si no saben, no quieren o si el círculo que desapareció a mi viejo fue tan cerrado que resulta imposible encontrar una pista para investigar”, señaló en entrevista con Cueste lo que Cueste.

Rubén recordó la mañana de aquel 18 de septiembre: “Mi papá era muy puntual. A las nueve ya tenía que estar listo para que lo pasaran a buscar. Cuando mi primo llegó, mi hermano le avisó que hacía casi dos horas que lo buscaba y no sabía qué había pasado. Ese fue el inicio de esta pesadilla”.

La falta de registros visuales también fue una traba. “Hoy estamos acostumbrados a ver cámaras en todas partes, pero en aquel momento no era así; la única estaba en el Banco Provincia de 66 y 137, pero no sabemos si no funcionaba o si apuntaba hacia adentro. A pesar de que hubo testigos que lo vieron pasar, nunca quedó registro”, lamentó.

“Yo todavía no pude empezar ese proceso porque no sé qué pasó con mi viejo. Tal vez el día que tengamos una respuesta podamos iniciarlo”, expresó, haciendo alusión a la incertidumbre condicionada por la condición de desaparecido.

Además de sostener el reclamo de justicia, encabeza la Fundación Construyendo Conciencia, desde donde impulsan proyectos de memoria. Uno de sus compañeros, Gustavo González, hace maquetas de los sitios de memoria de la provincia. Ya realizó ocho, entre ellos el Pozo de Arana y la comisaría Monte Peloni. En lugares como La Cacha, que ya no existen, reconstruyeron en maqueta cómo eran los espacios, entendiendo que “la mejor manera de pelear es construyendo y no destruyendo”.

Respecto del actual contexto político, consideró que “este gobierno genera mucha bronca; a veces no sabés si calificarlos de negacionistas, dictadores o genocidas. La vicepresidenta fue muy amiga de Videla y de otros represores. Eso no puede pasarse por alto”.

En ese sentido, contó una situación reciente: “En la ex ESMA, hoy subsecretaría de Derechos Humanos, hay un salón que lleva el nombre de mi papá; antes se podía fotografiar, pero ahora no dejan entrar con celulares. Queríamos confirmar que siga llamándose Jorge Julio López y por ahora sigue estando, pero no permiten registrar nada. Vamos a estar atentos para que no cometan ninguna barbaridad”.

A 19 años, la pregunta sigue siendo la misma: ¿dónde está Jorge Julio López? Para Ruben, cada espacio de memoria y cada palabra compartida son también una forma de mantener vivo el reclamo. “Esto es una manera de que no se olvide y de seguir reclamando”, concluyó.

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