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De la bicicleta a la camioneta: la historia de Marcos Martínez, el herrero cuyo oficio le cambió la vida

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En los estudios de la 96.3, un día de lluvia se transformó en fiesta. Marcos Martínez llegó con una parrilla bajo el brazo para sortear entre los oyentes y con una historia de vida atravesada por el esfuerzo, la superación y la pasión por un oficio que hoy lo sostiene.

Arrancó en 2008 como ayudante de un herrero del barrio; pero en 2010 él se jubiló y le dejó el taller. Con tan sólo 20 años tenía miedo de afrontar dicha responsabilidad, y si bien al principio fue difícil, siguió adelante. Su maestro se llamaba Eduardo, un hombre de la iglesia que lo rescató de un momento complicado: “Tenía problemas de adicciones, había terminado el colegio y estaba medio perdido. Eduardo me llevó a trabajar con él y me enseñó desde cero. No quería saber nada, pero me insistió y gracias a eso hoy vivo de la herrería”.

Con 36 años, Marcos recuerda que sus primeros trabajos los trasladaba en bicicleta: “Llevaba la reja en la bici, volvía a buscar las herramientas y me arreglaba solo porque no tenía empleados”. Hace apenas unas semanas pudo comprar una camioneta nueva para su taller y se emocionó: “Me fui al patio de la casa de mi vieja, donde empecé, y me puse a llorar. No me olvido de dónde vengo”.

Hoy dirige Herrería M&M, un emprendimiento que ya cuenta con cuatro empleados, un local a la vista en la avenida Bosinga (camino a Punta Lara) y un negocio de insumos que abastece a otros herreros. Su “caballito de batalla” son los portones corredizos —con y sin motor—, aunque también fabrica rejas, pérgolas, tinglados, parrillas y hasta cestos de basura. “Hacemos de todo, lo que el cliente necesite. Y siempre le decimos que sí a las reparaciones, que no muchos hacen. Muchas veces un arreglo chico después trae trabajos más grandes”, explicó.

La clave de su crecimiento está en la responsabilidad: “En los oficios es fundamental cumplir con los tiempos. Si le decís al cliente que la parrilla va a estar en una semana, no puede tardar un año. El boca en boca es lo que más trabajo nos da, y para eso hay que ser cumplidor”.

Marcos no reniega de la crisis actual; reconoce que es un contexto duro, pero asegura que el oficio siempre se mueve, y “en tiempos difíciles la gente arregla en vez de comprar nuevo, y eso nos mantiene en marcha”.

Su historia, atravesada por la resiliencia y el trabajo, quedó sintetizada en una frase que soltó casi sin pensarlo: “Lo que empezó con una bicicleta, hoy es una camioneta y un equipo de trabajo. Y lo más importante, sigo agradecido a Eduardo, que me insistió cuando yo no quería saber”.

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