La economía argentina volvió a experimentar una jornada de fuerte volatilidad luego de que, en medio de expectativas oficiales por un posible respaldo financiero externo, el gobierno de Estados Unidos condicionara cualquier ayuda a los resultados electorales. El mensaje, interpretado por los mercados como una señal de incertidumbre política, generó un nuevo retroceso en los activos locales y una marcada cautela entre los inversores.
Durante la rueda del lunes, las acciones argentinas que cotizan en Wall Street y los bonos soberanos en dólares registraron caídas significativas, aunque este martes ensayaban un leve rebote técnico, según datos de Ámbito Financiero y El Cronista. La reacción reflejó la alta sensibilidad del mercado frente a declaraciones o gestos que puedan alterar las expectativas de corto plazo.
A pesar de las versiones que circularon sobre un inminente anuncio de asistencia económica, desde el entorno del Tesoro estadounidense y el Fondo Monetario Internacional no se confirmaron desembolsos adicionales. Analistas coinciden en que la economía argentina continúa sostenida por un esquema de control cambiario que mantiene un dólar artificialmente bajo, a costa de una creciente presión sobre las reservas y un deterioro del nivel de actividad.
La incertidumbre se profundiza en un contexto en el que el gobierno enfrenta las últimas semanas antes de las elecciones del 26 de octubre. En el plano financiero, los operadores prevén que, tras los comicios, podría concretarse una corrección cambiaria, dado el atraso acumulado y la imposibilidad de sostener la actual estructura de precios relativos sin nuevos ingresos de divisas.
En el plano internacional, la intervención directa del Tesoro de Estados Unidos en operaciones de mercado local fue interpretada como un hecho inédito, que si bien brindó un respiro temporal, abre interrogantes sobre el grado de autonomía económica y las implicancias geopolíticas del vínculo bilateral. La posibilidad de que el país norteamericano condicione su apoyo financiero a definiciones políticas y estratégicas genera preocupación entre economistas, que advierten sobre un riesgo creciente de pérdida de soberanía en materia económica.
En el frente interno, la inflación de septiembre marcó un 2,1% según el INDEC, con subas más pronunciadas en servicios regulados como transporte, educación, salud y vivienda, que promediaron el 3%. Si bien el índice general mostró una desaceleración, la caída en el consumo y la recesión en sectores industriales revelan el costo de las políticas de anclaje del tipo de cambio y altas tasas de interés.
Con salarios y jubilaciones estancadas, un nivel de actividad en retroceso y una inflación que aún duplica la meta anual proyectada, la economía argentina transita las últimas semanas previas a los comicios en un escenario de fragilidad estructural. Los analistas coinciden en que, más allá de la estabilidad nominal del dólar, la economía real muestra signos de agotamiento y falta de rumbo, mientras el país aguarda definiciones políticas y financieras que determinen el rumbo de los próximos meses.