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Con los mercados en calma tras la elección el gobierno evalúa las nuevas medidas cambiarias

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Pese al clima de euforia inicial en los mercados tras los resultados electorales, los analistas advierten que el escenario macroeconómico no muestra cambios estructurales de fondo. El gobierno mantendría, al menos hasta diciembre, la actual orientación de su política económica, sin modificaciones abruptas ni devaluación inmediata, aunque se esperan algunos anuncios menores orientados al frente financiero.

En la jornada posterior a los comicios, el dólar se mantuvo dentro de la banda establecida y el riesgo país retrocedió con fuerza, ubicándose por debajo de los 700 puntos, lo que fue leído como una señal de confianza de los inversores. Este alivio en los indicadores financieros abre la posibilidad de que el Ejecutivo busque refinanciar parte de la deuda, en lugar de recurrir a los fondos provenientes del swap con China, como se preveía antes de las elecciones.

Sin embargo, en la City persisten dudas respecto de la sostenibilidad del esquema cambiario y del margen de maniobra que tendrá el equipo económico para sostener la estabilidad sin medidas de fondo. Entre los movimientos posibles, se mencionan ajustes en los encajes bancarios, que hoy alcanzan niveles récord y restringen el crédito, y la eventual flexibilización del “cepo cruzado” entre los dólares financieros, para unificar operaciones de compra y venta.

Aunque el panorama inmediato luce más calmo, los economistas consultados coinciden en que el gobierno enfrenta el desafío de reducir las tasas de interés en pesos para reactivar la actividad, sin perder el ancla cambiaria. La estrategia oficial continúa apoyada en un tipo de cambio controlado y en la contención del gasto, con un impacto que sigue afectando a la industria y al consumo interno.

El resultado electoral fortaleció el poder político del oficialismo y consolidó la figura de su ministro de Economía, que amplió su equipo y concentra la conducción de la política financiera. No obstante, los antecedentes de otras experiencias similares, como la de 2017, advierten que la estabilidad política no siempre se traduce en estabilidad económica sostenida.

En el plano social, el escenario sigue siendo delicado. La inflación alta, el endeudamiento familiar y la pérdida del poder adquisitivo mantienen a amplios sectores en una situación crítica. En muchos casos, las familias recurren al crédito o a las tarjetas para cubrir gastos básicos, lo que agrava la presión sobre los ingresos.

Los especialistas consideran que, más allá del respiro financiero, el desafío será encontrar medidas que impulsen el consumo y fortalezcan el aparato productivo sin desarmar el frágil equilibrio que sostiene la macroeconomía. Mientras tanto, la consigna del gobierno parece ser mantener el rumbo: equipo que gana, no se cambia.

Te invitamos a escuchar el análisis del economista Martín Sotiru, en: