“¿Se encapsula todo este entusiasmo libresco en ese tiempo de excepción de las tres semanas de Feria? ¿Se cumple por así decir con la cuota anual de pasión (pasión en cuotas) para despedirse, al cabo del período establecido, hasta el año que viene, hasta el acontecimiento del año del año que viene?”, detalló Kohan.
“El gran mérito de la Feria del Libro no radica en la sustitución o en la excepción, sino en su eventual poder de realce y amplificación. La apuesta es que el realce habilite a ver lo realzado cuando ya no está realzado, a escuchar lo amplificado cuando ya no está amplificado. Si el acontecimiento del año durase todo el año, ya no sería un acontecimiento y no habría forma de soportarlo: ¿doce meses de acontecimiento? No hay cuerpo que aguante”, interpeló el escritor.
Dónde estamos
Cabo verde y la Merced,
Ensenada, Buenos Aires (1925)