“Eva y las mujeres: historia de una irreverencia” es el título del libro que marcó un antes y un después en su carrera profesional. Un proceso de investigación autónomo que llevó años y tuvo como origen su interés por estudiar al peronismo.
En este camino, se topó con uno de los primeros discursos de una Eva, muy joven de edad y políticamente, que habló de la sanción de hechos políticos, haciendo una diferencia de clases. “En ninguno de los libros o incluso en mi carrera como historiadora había registro de ese discurso, donde se marca una preocupación por las mujeres”, recordó, abriendo de esta manera el interrogante que con el paso del tiempo dio lugar a una infinidad de preguntas que “no han quedado en la memoria popular ni académica”.
Tomando como punto de partida el título de su trabajo y, particularmente, la palabra “irreverente”, comentó que la misma tiene que ver con que en la actualidad “hay profundas discusiones sobre lo que es el peronismo”. “En su momento grandes historiadores hablaban del peronismo como un fascismo, otros de si podía considerarse o no como una revolución; pero lo que me interesaba de la figura de Eva fue que se trató de una mujer que no sólo llegó al poder sino que construyó poder, incluso antes de que las mujeres voten”, recalcó.
Como parte del entramado social y la necesidad de seguir pensando en cómo construir o deconstruir, manifestó: “Hay un votante, un seguidor de las ideas de este gobierno que antropológicamente y sociológicamente estaba más del lado del peronismo que de otro lado. Sectores del peronismo que no encuentran representación. Ahí hay una complejidad para repensarse. Entonces, la pregunta por quienes simpatizan con este gobierno es compleja, porque demuestra que hay una falta de representación del peronismo”.
Dónde estamos
Cabo verde y la Merced,
Ensenada, Buenos Aires (1925)