El escenario, aquel lugar que la vio crecer a lo largo del tiempo es donde Rita entra en un “estado emocional para poder cantar y contar lo que el alma siente”.
Es allí donde proyecta su mundo, y en este caso en particular, con temas de diversos estilos que ella los vuelve propios deleitando a grandes y chicos, porque entiende que “las niñeces son el presente, porque si no les damos de comer hoy no va a haber futuro”.
“En el cielo las estrellas, en el campo las espinas y en el medio de mi pecho ¿qué pasó?, esa es la pregunta que nos tenemos que hacer y desentrañar los que pertenecemos al campo popular?”, manifestó con el afán de encontrar la identidad que se perdió y que hoy parece no encajar en su rumbo.
Bajo esta idea dio puntapié para aclarar que “el arte es una parte de nuestra cultura, y ambos son inminentemente políticos, no partidarios. Cultura es no darle de comer a la gente, es todo lo que está en los pliegues de la memoria, inclusive la economía y la política”.
“Cultura es la insurrección de los saberes que fueron sometidos”, completó, citando a Foucault, señalando que el actual Gobierno nacional está haciendo una batalla cultural opuesta a la que hizo el peronismo. La batalla cultural de Javier Milei es de exterminio; la del peronismo ha sido de inclusión y vida”.
En este contexto “la palabra está amenazada; por ende, la lucha que tenemos que tener es muy grande, para no tener que empequeñecernos. Esa es la gran batalla del arte en estos momentos, no achicarnos”.
En medio de este revuelo los y las argentinas saben lo que tienen que hacer, sólo resta aplicarlo: “La creación es colectiva y la salida también es colectiva”.
Dónde estamos
Cabo verde y la Merced,
Ensenada, Buenos Aires (1925)